lunes, 5 de octubre de 2009

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Leyendo un par de cosas, me di cuenta que era hora de dejarla atrás. Preocuparme toda una vida de eso no es bueno. Sé que hay cosas que no se pueden olvidar, sólo hay que guardarlas bien, con siete llaves. El hecho de necesitar a alguien se hizo parte de la rutina, casi como el necesitar el aire para poder respirar, o necesitar del sol para no tener oscuridad. Yo no quiero eso. No quiero necesitar de alguien si ese alguien no me necesita. Quizás no esté en lo correcto, eso sería bastante bueno. Porque aún debajo de tantas palabras, esa necesidad no se marcha. Se acumula, lo cual es peor. Pero ¿cómo salir de esto? Porque sin saberlo se convirtió en aire, en agua, en necesidad. Con siete llaves, quizás esa sea la solución. Guardarlo, olvidarlo. Pero me da miedo, que una vez olvidado sea igual de necesario ese recuerdo. Quizás necesite un cambio. O quizás ese alguien es el cambio.

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